- Luis Rey García Villagrán no escapa a señalamientos por tráfico de personas.
- El CDH tira el negocio de unos cuantos, “pero se embolsa moneditas, mientras los otros se esconden los fajos”.
Cientos de migrantes que están a punto de salir de Tapachula ante la amenaza de la llegada de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos por segunda ocasión, es una amenaza contundente a la flexibilidad de la migración que buscar internarse en ese territorio del norte de América.
Los cientos de miles de indocumentados que han tocado suelo mexicano por la frontera sur cuentan cientos, miles de historias que sin exageración alguna están en el terreno del horror.
Quienes vienen desde zonas de Sudamérica, saben que la vida le va en juego cuando en sus desesperación buscan llegar a México, pero antes de eso hay que librar una batalla contra el mismo hombre que los acecha para obtener de alguna manera un jugoso dividendo, hoy en el ingrediente de las bandas criminales que desde México bajo el auspicio del cártel y crimen organizado, manipulan los destinos de miles de extranjeros que lo único que necesitan, es salir de la miseria que los mata de hambre, o del gobierno que los vuelve miserables para después cobrarles por matarlos igual de hambre.
A su paso por la selvática región del Darien, salir vivo y continuar su paso hacia Centro América (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala), se convierte literalmente en una prueba de sobrevivencia.
Pero el terror no para allí, al cruzar a México, el crimen organizado ya sabe, desde el Darien, quiénes vienen, cuantos son, hacia donde quieren ir y cuánto traen; así lo dio a conocer Luis García Villagrán, el polémico activista proderechos de los migrantes, quien este noviembre que apenas inicia ya prepara una nueva edición de la caravana migrante con cerca de 3 mil personas a las que en breve podrían sumarse otras 4 mil para hacer un total de entre 7 y 8.5 mil personas según estimaciones de medios locales en Tapachula
El Centro de Dignificación Humana AC, liderado por Luis Rey García Villagrán, ha estado involucrado en la atención a migrantes en caravanas. Según el propio Villagrán, una preocupante realidad es que alrededor del 50% de los migrantes son secuestrados y marcados con un sello en los brazos, indicando que han pagado una cuota a criminales organizados. Esto resalta la vulnerable situación en la que se encuentran estos individuos durante su tránsito.
El trabajo del Centro de Dignificación Humana AC es crucial en esta zona fronteriza, brindando apoyo y recursos a aquellos que buscan una vida mejor. Sin embargo, la polémica que envuelve a García Villagrán tiene señalamientos duros, se le ha catalogado como un activista charlatán que se vale primero, de la enorme necesidad del migrante y en segundo como un mercenario de las ilusiones, juega con el encanto de las palabras y luego se revela tal cual es, un hombre despiadado vestido de cordero.
La Iglesia católica en Tapachula, una de las entidades no gubernamentales que contantemente lucha en favor de la migración a través de sus mecanismos interdisciplinarios que apoyan directamente a migrantes y aspirantes a refugio, en varias ocasiones ha señalado a Luis Rey como un hombre sin escrúpulos y oportunistsa.
“No es que trabaje como un cártel o una célula criminal, pero sus métodos incitan a los movilizados a realizar sus acciones migratorias al margen de la ley, se violan las leyes en la materia y desde la Iglesia no compartimos este modo de apoyo al migrante, se deja de lado el diálogo y se privilegia la anarquía y la desobediencia a las instituciones, no nos corresponde a nosotros, pero tampoco a él calificar la corrupción, nos vale con exhibirla y denunciarla, pero no fomentarla y mucho menos violarla”, afirmó una fuente cercana al entonces Obispo de la Diócesis de Tapachula.
Por su parte el activista de los migrantes indicó que son criminalizados, lo que no impide que estos busquen reivindicar principios que garantizan la dignidad y el bienestar de las personas en contexto de movilidad señaló en entrevista el activista Luis Rey García Villagrán coordinador del Centro de Dignificación Humana (CDH) al señalar persecución en su contra y denunciar vejaciones del crimen organizado y de las mismas autoridades del INM.
El activista quien en alguna entrevista ha señalado que se le puede juzgar por ser traficante, pero de esperanzas y sueños y de la verdad, la persecución ha sido intensa quieren hacer creer que detrás de nosotros hay algo económico, les digo que se vengan, que vengan a ver lo que hacemos.
Expuso que en Tapachula hay entre 30 y 40 mil migrantes y dentro de un mes habrá 70 mil, la pregunta es que va a hacer la ciudadanía, también se refirió a que al 90% de migrantes que pasan por Suchiate son secuestrados, sellados y mínimo les cobran 70 dólares a los más pobres, pero siempre les quitan algo.
Sobre el “Cartel del INM”, dijo que esperan que con la llegada de Sergio Salomón Céspedes Peregrina como próximo director del Instituto Nacional de Migración (INM), haya una reestructuración porque actualmente es un nido de saqueadores de bandidos de rateros y de omisos a la ley, agregó que don Gerardo Fernández Noroña de hacer algo en contra del titular del comisionado que todavía está recibiendo cuota y además en contra de titular actual en Chiapas
El gran negocio se remite al encargado del aeropuerto de Tapachula, a quien señaló como un intermediario del tráfico de personas, es el Ing. Percy Damían un elemento para hacer de esta terminal aérea el trampolín de conexión de los que sí pueden pagar fuertes cantidades de dinero para saltarse “obstáculos” y poder llegar a la frontera norte sin ser molestados, eso tiene un enorme precio; no hay inidicos judiciales que pesen sobre el encargado del AIT, sólo los dichos de unos por aquí y de otros por allá, pero en una era en donde los dichos de un “testigo” sirven para condenar o exonerar, las casualidades son más que eso. Y para muestra de estos, se habla de que el cobro es de 1,500 dólares por subir a cualquier migrante.
Sin duda un tema del que se tiene que ir a una investigación más amplia, pues la red corrupta del tráfico humano está por desplazar en ganancias al tráfico de las drogas.
Sólo así se entiende la colusión de las agencias nacionales de seguridad comenzando con el Instituto Nacional de Migración, Guardia Nacional, Ejército Mexicano y en menor medida, pero con probada participación, la Marina Armada de México; le siguen las instancias estatales y finalmente las municipales; la participación de todas estas corporaciones en el turbio negocio de los “pollos”, revela el baño de sangre que actualmente se vive en Chiapas.
Finalmente, los señalamientos sobre los activistas promigrantes son diversos, desde que se enriquecen lenta, pero seguramente son imprescindibles y en ese tenor, la confianza que se les deposita a gentes como Luis García Villagrán, siempre tiene un doble propósito y ese es hacer de la migración un negocio, muy arriesgado, pero muy lucrativo y el primero en saberlo, usarlo y ejecutarlo es el propio Instituto Nacional de Migración y su nefasta delegación en Chiapas.