• Los accidentes en la región son el mercado de la sangre con que se beneficia Tránsito del estado.
• Daños millonarios y pérdidas humanas benefician a unos cuantos, lucran con dolor y leyes a modo.
• Todo es negociable, desde un impacto leve, hasta los muertos.
Tapachula, Chiapas; AGO 03.- No hay semana en la que los accidentes viales en la ciudad cobren víctimas, mortales o materiales, siempre son parte de la cartelera rojo en los medios locales.
La brutalidad de los accidentes habla por sí sola, la mayor parte de ellos son ocasionados por el transporte público, pero no menos numerosos los accidentes entre particulares, todos dejan las mismas consecuencias, daños, daños y más daños.
Durante la semana pasada, se suscitaron varios accidentes automovilísticos, en donde los presuntos responsables resultaron ser conductores qué manejaba en estado de ebriedad, dichos accidente se registraron en diferentes puntos de la ciudad de Tapachula.
Las camas de las áreas de urgencias en los diversos nosocomios la ciudad se contabiliza muy claramente las realidades de las emergencias 7 de cada 10 internados en urgencias, son por accidentes viales, una cifra escandalosa.
Pero sólo es un escándalo para los médicos urgenciólogos, ortopedistas, traumatólogos, enfermeras, camilleros, paramédicos y claramente para las familias de los accidentados.
Pero ¿Y las autoridades no lo ven? A los siniestros acudieron elementos policiacos, Tránsito del Estado, paramédicos de varias instituciones de auxilio como Grupo SAE, Cruz Roja Mexicana, Protección Civil, Bomberos; todos ellos con mostrada capacidad de respuesta como la mostrada el pasado 30 de julio en la salida a Tuxtla Chico.
Sin embargo nadie tiene un plan para hacer de la vialidad en la ciudad, un tema de seguridad y todo parece apuntar a que mientras más accidentes se registren, alguien se beneficia de eso ¿no es difícil saber quiénes lucran con la sangre y los daños? ¿Creen que es exagerado?
El pasado sábado un chofer de camión de volteo provocó daños a tres vehículos estacionados sobre la vialidad del Boulevard Akishino frente a Soriana en el perímetro de La Antorcha, hasta ese punto se movilizó la autoridad competente, además del dueño del camión, según la versión de vecinos y afectados de ese siniestro, el dueño ofrecía la cantidad de 25 mil pesos a los oficiales de Tránsito para que dejaran libre el camión, además de otros 15 mil por los daños ocasionados a los vehículos, pero todo ello “por debajo del agua” todo con la finalidad de soltar el camión, pero ante la presión social que ejercieron los afectados y vecinos, todo se tuvo que hacer “por la derecha”.
Como este caso, a diario se vive la extorción en los accidentes, las ganancias que deja el pago de “derechos” a las policías para que transportistas puedan trabajar con sus flotillas sin ser molestados, son jugosísimas, en Tapachula los accidentes tienen tabulación de precios, ¡así como se lee!
En el tema del consumo de alcohol y que genera cientos de accidentes al año es otro rubro que deja jugosas ganancias insanas a la autoridad “incompetente”, la aplicación del alcoholímetro en la ciudad es sólo un mito, pero que deja muchos dividendos en mordidas y moches.
En ciudades con grandes problemas de consumo de alcohol y accidentes la medida fue exitosa y lo es aún. En la CDMX por ejemplo los policías del programa “Conduce sin Alcohol” tiene un sueldo de 35 mil pesos mensuales, un porcentaje lo paga el gobierno y el resto lo paga la IP de la ciudad, los oficiales del programa son insobornables, hasta donde se tiene conocimiento han sido raros en verdad los casos confirmados de corrupción, lo mismo en otras ciudades no tan gigantescas como la CDMX, Mérida es un caso ejemplar, Puebla otro igual y Coatzacoalcos son otros ejemplos más, los accidentes en esas ciudades bajaron entre el 35 y hasta el 62% en su primer año de aplicación.
Pero en Tapachula, es más fácil detener a una banda de atracadores de Oxxos, que detener a un conductor ebrio sin que se le ofrezca antes una “módica negociación”.
La cultura del valemadrismo se apodera de las autoridades y de la sociedad en el tema de accidentes viales, somos todos simples espectadores de la tragedia mientras no sea en nuestra persona o familias que suceda porque entonces sí, queremos justicia, pronta y expedita; pero antes de eso que siga la vida rodando como bola de nieve hasta que nos alcance y nos muestre una realidad que afecta a todas y todos.