- Mercado del narcomenudeo se pelea a sangre y fuego; niveles de violencia aumentan como nunca antes
- Capos reclutan a pandilleros de las bandas antagónicas para la distribución de droga, en colonias y comunicadas con mayor índice delictivo
- Fuego cruzado por la disputa de territorio entre narcodistribuidores pasa afectando a gente inocente, ya no es seguro salir a las calles
Tapachula, Chiapas; enero 29.- Policías municipales y estatales en destacamento de atención preventiva lograron la captura de un sujeto, quien al ver la presencia de las unidades y de los elementos policiacos intentó evadirlos y realizó un intento de fuga, situación que de inmediato lo delató en presunta actividad ilícita por lo que se le marcó el alto.
Los hechos se registraron sobre el kilómetro 17 de la vía Tapachula – Talismán en el perímetro del municipio de Tuxtla Chico, en el sitio fue detectado y detenido Juan Carlos «L» de 48 años, al realizarle un cateo preventivo de rutina se le ubicaron 3 dosis de narcótico con las similitudes a la cocaína, por lo que fue detenido y lo incautado puesto a disposición del fiscal del MP en turno en el municipio de Tuxtla Chico.
En la región Costa y Frontera de Chiapas, el consumo de drogas se elevó a un nivel preocupante desde el punto de vista de salud pública; según los analistas, el narco menudeo es una de las vías que alimenta a diario ese consumo en un mercado negro que está a la alza. Ese mercado negro se defiende a sangre y fuego y no conoce límites, no respeta entre hombres, mujeres y niños, todos son parte del mercado y forman piezas reemplazables, la distribución tiene en la Frontera Sur de México «padrinos» que protegen a los grupos locales de la droga, esos mercados marcan territorio para los grandes negocios del narcotráfico, son sensores que manifiestan el dominio del terreno y es en ese breve territorio que se defiende con furia, la misma que le falta al gobierno para defender a quienes nada tienen que ver en ese mercado de la oferta y la demanda.
Son varios los análisis que se han dedicado al tema, sobre todo ante la penosa incapacidad de la Fiscalía Chiapaneca para dar confianza a la población; en la FGE son incapaces de hacer una investigación que brinde certeza, casos de feminicidios sin avances, lo mismo para hechos de violencia familiar y violencia de género.
Olaf Gómez y sus fiscales, directores, comandantes y demás lacayos, tienen pésimos niveles de efectividad y con ello la desaprobación social, es la misma sociedad la que se siente revictimizada por un MP, fachoso, degenerado en sentimiento por la justicia, imprudente y grotesco, esos son los temas que caracterizan a la actual FGE; hay más confianza en un guardia de seguridad privada que en un agente de la ministerial en Chiapas.
Para los temas de la violencia generalizada derivado del trasiego de droga, las carpetas de investigación se suman una sobre otra, se podría llenar una Fiscalía, oficina por oficina con tantas carpetas inconclusas, la mayoría de ellas en lo que va de esta administración, y mucho de este retraso tiene que ver con quiénes encabezan a la FGE en Chiapas, el mediocre nivel de resultados es más que evidente, es vergonzoso y llega a niveles preocupantes.
La incursión de células del crimen organizado en Chiapas no son un espejismo, son tan reales como los impactos de bala y la sangre derramada en la lucha por las diferentes plazas que se disputan los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, esto de acuerdo con inteligencia militar.
La Frontera Sur de México es una plaza que se disputa 24-7, y esto pasa frente a la autoridad estatal y federal con resultados desastrosos para la paz social, estrés y peor calidad de vida, con una economía paupérrima, que son los síntomas de una grave crisis social en Chiapas.
Lo peor del asunto es que la población está temerosa, ya que hay la percepción que ni en su casa o su negocio se puede estar tranquilo, porque ahora los delincuentes también realizan el cobro de piso, extorsinando a la población y despojándola a la mala de lo poco que gana con trabajo y esfuerzo.
Estamos a mitad del sexenio y parece que el cáncer que aqueja la FGE se está extendiendo y no tiene cura, es terminal, ese cáncer llamado corrupción, avaricia, sed de poder, es lo que mantiene a Chiapas sumida en la peor de las crisis de inseguridad que se tenga precedentes. Y no para, esto se pone cada vez peor.