- Viene huyendo desde Monterrey donde le adjudican el robo de un cargamento de armas y drogas, busca en Tapachula la protección de su tío Jasser Rincón, actual General Brigadier
- Ejército emplea montajes con chivos expiatorios en la frontera sur, cateos son en realidad una simulación; siembran evidencias a supuestos detenidos
Tapachula, Chiapas, 13 de octubre de 2024.- En un episodio bochornoso para las fuerzas castrenses se está convirtiendo el caso del sujeto secuestrado en Tapachula y liberado en un inmueble de la comunidad Las Trozas, en el municipio de Tuxtla Chico, quien resultó ser toda una fichita, luego de que en las últimas horas, un grupo criminal auto denominado La Silla, con influencia en el norte del país, específicamente en Monterrey, Nuevo León, publicara un video en donde lo señalan a él y a otra persona de haberles robado un cargamento al parecer de droga y armas, exigiéndoles que les paguen esa deuda que presuntamente asciende a varios millones de dólares.
En el video, una veintena de sujetos encapuchados y portando armas de grueso calibre, emiten un comunicado dirigido a Marco Vinicio Trujeque Riquelme y Luis Rey Hernández Calderón, ambos con domicilio en Tapachula, donde les informa que los tienes plenamente identificados y ubicados en sus respectivos domicilios, y les exigen que paguen a la brevedad posible lo que deben para evitarse problemas, y que de hacer caso omiso que se atengan a las consecuencias.
De acuerdo a información extraoficial, Luis Rey bajo las órdenes de Marco Vinicio habría interceptado un cargamento de presunta droga y armas en Monterrey, propiedad de dicho grupo criminal. Esa sería una de tantas acciones que el dúo realizaría en el norte del país, bajo el cobijo del tío de Luis Rey N, el General de Brigada DEM, Jesser Esaú Rincón Cruz, y quienes además colaborarían con el Comandante Ernesto Molina Aguilar, alias “El Wacho” o “La Muñeca”, comandante regional de la Fiscalía de Asuntos Relevantes en Chiapas, personaje que además cuenta con pasado militar.
Es aquí donde se va deshilando el caso, ya que Ernesto Molina es un mando policiaco con graves señalamientos de corrupción y de mantener vínculos con grupos delictivos a donde quiera que ha sido transferido en diversas dependencias de la FGE. Sería Molina Aguilar quien a través de sus contactos en el norte del país, el que da información de los cargamentos y sus rutas, siendo presa fácil para que sean emboscados y robados por Luis Rey y su jefe Marco Vinicio, así como la gente que trabaja para ellos.
Sin embargo en esta ocasión, el grupo criminal al que le robaron un cargamento de droga y armas realizó sus investigaciones, identificándolos y ubicándolos, por lo que decidieron huir hacia Tapachula, donde pensaron que estarían seguros bajo la protección del General Jesser Esaú. Sin embargo nuevamente fueron localizados, por lo que el pasado 4 de octubre, Luis Rey fue levantado por sujetos desconocidos al salir del fraccionamiento Universitario, y trasladado a una casa de seguridad en la comunidad Las Trozas, municipio de Tuxtla Chico. Fue ahí donde Ernesto Molina y el General movieron sus influencias para coordinar el rescate de Luis Rey, no tanto por salvarle la vida, sino por no ser delatados y que sus actividades ilícitas salieran a la luz.
Dos días después del secuestro, personal militar, Guardia Nacional y Policía de Investigación realizaron sendos cateos en dos domicilios, uno en la colonia Magisterial y otro en la 15a Oriente, entre 7a y 9a Norte del Par Vial. Las autoridades anunciaron con bombos y platillos que habían desmembrado una célula criminal del Cártel del Golfo, a quienes les aseguraron armas, equipo táctico y vehículos de alta gama; incluso se llegó a asegurar que los detenidos estaban involucrados en el asesinato de un menor de edad, de nombre Ricardo N, asesinado a quemarropa en la 3a Sur luego de presenciar una ejecución a dos cuadras de su casa.
Sin embargo, con el paso de los días, esa historia se desmoronó, ya que se dieron a conocer videos en los que se observa que las detenciones de los presuntos secuestradores no ocurrieron en los domicilios cateados, como se había informado en un principio, sino en otro domicilio ubicado a un costado de la 17a Oriente. Esto levantó aún más sospechas sobre el actuar de las autoridades, cayendo en contradicciones y viéndose obligados a liberar a los detenidos por las inconsistencias en sus detenciones, y por no aportar pruebas de haber participado en los ilícitos.
Tan rápido fueron puestos en libertad, de nueva cuenta fueron capturados por el ejército, ahora acusados de secuestro, y con una extraña rapidez fueron vinculados a proceso y recluidos en el CERSS 03.
Tras este papelón la imagen del Ejército queda debilitada, al esconderse y tergiversar información, cambiar el curso de los hechos, así como inconsistencias a la hora de detener a los sospechosos, quienes aseguran que les fueron plantadas las armas y los delitos que se les imputa.
Asimismo, de acuerdo a fuentes de inteligencia militar, existe una línea de investigación que involucra a Marco Vinicio y Luis Rey por la desaparición de dos personas, padre e hijo, a quienes presuntamente les habrían robado un cargamento de cocaína. La desaparición ocurrió en junio de 2023 en inmediaciones de la colonia Canta Ranas, al Sur de la ciudad.
Todo este caso tiene un tufo de corrupción en donde lamentablemente se ven involucradas autoridades de la FGE y del propio Ejército, el cual pierde credibilidad ante los ojos de la sociedad por actuar de manera errante y cargada a favor de un personaje con señalamientos de actividades ilícitas. La percepción es que los criminales son protegidos por las mismas autoridades al tener poder e influencias en las altas esferas, mientras que las familias de la gente inocente asesinada aún espera que se les haga justicia.