Corrupción y Abuso de Poder en el GERI de la SSPM, Evidencia la Incapacidad del Director Rivas Vázquez Para Garantizar Seguridad a la Población de Tapachula

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  • El último escándalo protagonizado por sus elementos “de élite”, en el que persiguieron y dispararon contra dos menores de edad, deja muy mal parada a la corporación policiaca
  • Los hermanos mapanecos, Sergio y Fernando, hicieron lo que quisieron mientras uno era Diputado Local, ahora ya no podrá alcahuetear a su “brother”

Tapachula, Chiapas, Noviembre 01.- Una persecución policiaca en la ciudad de Tapachula ocurrida la noche del lunes en el sector Nororiente de Tapachula, en donde supuestamente se pretendía atrapar a peligrosos delincuentes que consideraron eran un riesgo para los tapachultecos, puso en evidencia la falta de capacidad de los elementos “élite” del Grupo Especial de Reacción e Intervención (GERI) de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) de Tapachula, y la traición de estos a la confianza de la alcaldesa Rosy Urbina Castañeda, al usar el abuso de poder con increíble margen de libertad para cometer atropellos.

Para justificar la peligrosa persecución, los policías preventivos municipales del GERI, el cual está bajo el mando directo de los comandantes Hanry López y Rafael Meza, adujeron que había un reporte de personas que se encontraban dentro de un vehículo y realizaban disparos; presuntamente señalaron que los tripulantes de una camioneta Nissan NP-300 de color rojo, con placas de circulación del estado de Chiapas, a la que le marcaron el alto para corroborar el reporte; lo que después se supo es que eran dos menores de edad, uno de 16 y otro de 13 años de edad, quienes no detuvieron la marcha por temor a ser agredidos, dando paso a una larga persecución que concluyó con la abolladura de la carrocería del vehículo y dos disparos que hicieron blanco en la unidad asegurada, hechos ocurridos en la 17ª. Oriente, frente a la tienda de autoservicio Soriana.

El sorpresivo operativo encabezado por dos unidades del grupo elite del GERI fue fortalecido con cinco patrullas más de la SSPM, quienes lograron su objetivo de detener a los que consideraban peligrosos delincuentes, que al final resultaron ser dos atemorizados jóvenes, uno de 16 años y otro de 13, quienes al considerar que serían secuestrados no detuvieron la marcha de su vehículo. Sin embargo los policías en la búsqueda de las supuestas armas con las que habían realizado los disparos que generaron el reporte no encontraron nada, por lo que el GERI quedó en evidencia en ese momento al haber sido “chamaqueados” con la supuesta denuncia y su incapacidad para actuar conforme a protocolos, desatando un borlote que ya está en la historia de Tapachula.

Se comprobó que los dos menores no sólo eran gente de bien, hijos de un mando policiaco de un municipio cercano a Tapachula, y que habían sido enviados a comprar cena, evidenciando que el grupo altamente “adiestrado” de la policía de Tapachula para proteger a la ciudadanía, puso en riesgo a muchos automovilistas y transeúntes que circulaban por las calles de Tapachula al momento de la persecución. Este flagrante abuso policial al realizar disparos contra indefensos ciudadanos y cuya evidencia de impactos quedaron en la camioneta, además de darles un cerrón para que la unidad detuviera la marcha poniendo en grave riesgo a dos asustados jovencitos que temían ser secuestrados por delincuentes, describen la forma de actuar de dicha corporación y es una clara muestra del retroceso policial en el que ha caído Tapachula, desde el momento que tomó las riendas el incapaz secretario, Fernando Rivas Vázquez, hermano del ex diputado local Sergio Rivas Vázquez, quien lo solapaba y abogaba por él cuando ya tenía “la soga en el cuello”.

EL GERI DE LA SSPM TAPACHULA, MÁS PELIGROSO QUE LA MISMA DELINCUENCIA

Los esfuerzos gubernamentales y municipales por cambiar la cara de la fuerza policial preventiva en Tapachula no cuadran con los resultados, ya que queda comprobado que mas grupos o más policías no aseguran una mejor policía, sobre todo cuando no se rinden cuentas, mientras que las denuncias y reclamos de la población son muchos, desde abusos de autoridad, hostigamiento, usurpación de funciones e incluso al interior de la corporación como de la sociedad misma.

Es inaudito ver cómo actúa este grupo, al amparo de ser nombrado de “élite”, pero que en realidad actúan como verdaderos novatos, cegados por el poder que les confiere el servicio público. Se consideran a sí mismos un grupos especial, tipo SWAT, cuando en realidad son los retazos de una policía que cada día va de mal en peor, cometiendo yerro tras yerro.

La recha de la Policía e Tapachula inició desde los tiempos de Oscar Gurría, cuando la Secretaría de Seguridad estuvo bajo las órdenes de Pedro Enoc Palazuelos, personaje célebre por denuncias de abuso, extorsión y violación de los derechos humanos, quien será recordado como el secretario de seguridad que ordenó repeler una manifestación de los habitantes del ejido Pavencul, a quienes golpearon salvajemente, pisotearon sus derechos, junto a los de los reporteros que cubrieron el acontecimiento y que también resultaron agredidos salvajemente.

Fue ahí donde el entonces diputado Sergio Rivas, aprovechando la oportunidad que se le había presentado, ejerció su influencia como legislador para colocar a su hermano, Fernando Rivas, en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tapachula; ya que a su paso por la (FGE) empleo que también le consiguió su hermano como director de la policía especializada, cargo que ostentó sólo un mes, ya que su incapacidad quedó en evidencia, por lo que tuvo que ceder el cargo al subdirector, intercambiando sus puestos y ademas le dieron otra encomienda, fue nombrado jefe de asuntos irrelevantes.

Con la nueva administración en Tapachula, y cómo el puesto en la fiscalía era muy demandante, de nuevo fue considerado para encabezar una de las dependencias más importantes a nivel municipio, ya que estaría encargado de la seguridad del segundo municipio más importante y poblado de la entidad.

Sin embargo, para mal de los tapachultecos, “salió más caro el caldo que las albóndigas” el dejar que el titular de la SSPM, Fernando Rivas o sus comandantes, Hanry López y Rafael Meza, quedaran incrustados en puestos de autoridad, y sobre todo que tengan especial poder para cometer abusos, hostigamiento hacia los tapachultecos, además de hacer uso de vehículos oficiales para encabezar operativos, instalar retenes fuera de la ley, que en lugar de proteger y servir a la ciudadanía, sólo se han dedicado a cometer atropellos en contra de la sociedad, bajo el amparo de la autoridad municipal.

Lejos ha quedado el objetivo de salvaguardar la vida, integridad, seguridad y derechos de las personas, así como preservar las libertades, el orden y la paz pública en materia de prevención y combate de delitos. Este grupo “de élite”, más bien se ha convertido en una corporación peligrosa, tanto o más que la misma delincuencia, porque no cumple con sus funciones principales, sino hace todo lo contrario en contra de la ciudadanía, como lo vivido la noche del lunes. Y las estadísticas señalan que en Tapachula persiste la misma delincuencia y otros delitos, como asaltos y asesinatos de mujeres que muestran que este grupo está más preocupado por la persecución con fines económicos, que por la seguridad de los tapachultecos.

Es notorio no sólo en la mayoría de los elementos de este grupo, sino también en los mandos que existe un marcado desconocimiento de los derechos humanos, de sus obligaciones, porque sus prácticas cotidianas de corrupción siguen siendo las mismas, lo cual implica que esta policía preventiva que está bajo el mando de la presidenta municipal, incumple flagrantemente con el objetivo para el que fue creado.

NEGROS ANTECEDENTES DE JEFES POLICIACOS

Ante esta nueva pifia de parte de la SSPM y que el tema se aborde en la Mesa de Seguridad, de inmediato vino la intervención del hermano del titular, el ex Diputado Sergio Rivas, quien incrustó y presuntamente con acuerdos bajo la Mesa, mantiene a Fernando Rivas en el cargo, a pesar de que ha sido evidente (según información de fuerzas castrenses), el nexo con grupos delictivos de la región a cambio de beneficios económicos mensuales, todo para darles protección, lo cual lo mantiene con un pie en la calle y la renuncia guardada en el escritorio.

A pesar de estos presuntos beneficios económicos con la delincuencia organizada, donde se involucra a narcomenudistas, traficantes de indocumentados, sin dejar de lado los cobros semanales por patrullajes a comercios y negocios, la ambición de los mandos policiales sigue creciendo, pues también son reincidentes los señalamientos de hostigamientos, siembra de supuestas pruebas en la usurpación de sus funciones para acreditar delitos y poder condicionar libertades por fuertes cantidades de dinero. Este es el modus operandi que continúa usando esta corporación de manera descarada e impune.

Para estos viejos policías no existe el cumplimiento del Nuevo Sistema de Justicia Penal, en el que el policía tiene responsabilidades qué cumplir, con el objetivo de garantizar un proceso transparente y que respete los derechos humanos, tanto de la víctima como de la persona que presuntamente realizó algún delito.

La población tapachulteca teme por su integridad, al ser del dominio público el actuar de este grupo que pareciera se la pasa acechando a su próxima víctima, en vez de combatir al hampa y garantizar la seguridad de un municipio como Tapachula. ¿Cuánto tiempo más podrá el ex diputado Sergio Rivas sostener a su hermanito Fernando en el cargo? El cese de este mal funcionario es inminente, a pesar de todo lo que intente hacer el ex legislador por “salvarle el pellejo”. Ha cometido yerros burdos, ha actuado con torpeza, profunda arbitrariedad, pero a la vez con soberbia, sabedor de que hay alguien que lo respalda, pero que ya no podrá cubrirle más, porque se verá envuelto en temas de corrupción que incluso pueden llevar a una investigación que lo salpique.

Con Fernando Rivas, ha sido más de lo mismo en la SSPM de Tapachula, una dependencia que está en tiempos decadentes, que no se salva y reprueba a todas luces ante los ojos de la población en materia de seguridad. Eso es algo que no se puede ocultar, por más que tenga a su familiar en los hilos del poder.

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