Lamentablemente nadie está exento. 17 de Julio; Saltillo, Coahuila del 2020. Hoy alrededor de las 18:00 horas al acudir la funeraria por un difunto de SARS COV 2:
1.- Primero entra el personal de la funeraria (por cierto con un cubrebocas de tela y sin EPP adecuado) para sacar un difunto.
2.- Los familiares estaban esperando su difunto en parte de la avenida (estos comienzan a acercarse a la carroza fúnebre).
3.- Al salir el cuerpo por la parte de la entrada de Triage, el personal de la funeraria abre la bolsa que contenía al paciente y los familiares comienzan a llorar y a alterarse.
4.- Los familiares rompen a patadas la puerta de vidrio (la cual alcanzamos a trincar con una varilla de metal). Se ponen agresivos y amenazan con entrar.
5.- En este lapso comenzaron a gritarnos desde groserías, hasta que nosotros éramos los culpables y muchas amenazas sobre qué estarían fuera esperándonos.
En ese momento sentí mucha molestia e impotencia por no poder hacer algo, además de que todos nos preocupamos por nuestra integridad (la de todo personal que estaba en Área COVID y pacientes), nos aseguramos de que la puerta estuviera trincada y llamamos a las autoridades; cabe mencionar algunas personas del personal estaban asustadas por obvias razones; la Guardia Nacional junto con la policía municipal hablaron con los familiares y creo que todo terminará en arreglos materiales… Así es… No pasó nada…
No hay garantías en México, no solo para mí, sino para todo el personal de salud. Pues todos los que estábamos ahí, estábamos atendiendo pacientes de SARS COV 2 y pudimos haber resultado heridos.
Sí, yo estuve en ese momento y vi la reacción del personal de miedo y enojo, la pregunta es: ¿Qué tiene que pasar para que las autoridades y la población entienda que no somos los culpables? Y no solo eso, ¿Qué tiene que pasarnos para que se haga algo?
Esta vez solo fueron vidrios, la próxima espero no sea lamentable.
