Se Cumplen 15 Años del Desastre Causado por el Huracán Stan

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  • Oficialmente fueron 91 muertos en Chiapas, pero hasta la fecha hay cientos de desaparecidos.

Tapachula, Chiapas, 4 de octubre de 2020.- Fue un martes por la mañana cuando todo comenzó. En Tapachula se podía percibir un ambiente enrarecido.

Habían pasado varios días con intensas lluvias. Día y noche llovía en Tapachula, y en general toda la Región Costa y Soconusco, Sierra, Altos, entre otras.

En las escuelas varios alumnos fueron regresados a sus casas por precaución, ya que el temporal continuaría. De pronto empezaron a verse escenas que causaron impacto y terror en la población. Varias personas se acercaban al centro de la ciudad, completamente llenas de lodo, llorando desesperados y cargando algunas pertenencias. Había empezado la tragedia.

El martes 4 de octubre, la Madre Naturaleza no tuvo piedad de gran parte de los municipios de Chiapas, así como de países centroamericanos. El Huracán Stan, catalogado de categoría 2, provocó que el caudal de los ríos llegara a sus máximos, al grado de desbordarse y causando gran destrucción.

Miles de personas perdieron sus casas, vehículos, pertenencias, y sobre todo, hubo cientos de fallecidos y desaparecidos.

El río Coatán, en Tapachula, subió tanto su caudal que derribó los puentes que comunican a la ciudad con el Centro del país. El puente del IMSS, de framboyanes, de la Central, cayeron uno por uno, dejando incomunicados a los habitantes.
Colonias enteras desaparecieron, como Brisas del Coatán, Colonia Obrera, Miguel de la Madrid, Dos Islas, por mencionar algunas.

Decenas de familias trataron de ponerse a salvo en las azoteas de sus casas, mientras veían desesperadamente como el nivel del agua subía cada vez más.

Una agencia de vehículos también fue severamente afectada: los autos fueron enterrados en toneladas de lodo que arrasaban con todo lo que estaba en su camino.

La situación fue prácticamente la misma en los municipios de la Costa de Chiapas. Huixtla, Huehuetán, Villa Comaltitlán, Escuintla, Mapastepec, Pijijiapan, Tonalá, Arriaga, etc.

Ejidos enteros inundados, o enterrados, como la comunidad de Valdivia, la cual quedó sepultada entre el lodo.

Las cifras oficiales dieron cuenta de más de mil 600 muertos, contando a los fallecidos en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua. Sin embargo, los afectados aseguran que fueron muchos más, ya que conforme fue pasando el tiempo y los ríos bajaron su nivel, varios cuerpos en estado de descomposición fueron siendo encontrados entre escombros, lodo y ruinas de lo que alguna vez fueron casas habitables.

Tan sólo en Tapachula, fueron contabilizadas 2 mil 500 viviendas arrasadas por el Río Coatán. Los daños económicos fueron incuantificables y la ayuda fluyó muy lentamente.

Mientras pasaban los días, la desesperación se hizo presa de la población que veía como los alimentos se escaseaban en la región. Los supermercados estaban vacíos, no había ni siquiera tortillas. Fue una catástrofe de grandes proporciones.

Sin embargo, el desastre también dejó varias enseñanzas. En medio de la oscuridad y desolación, se vio el altruismo de varios países, así como estrellas del cine y la televisión, deportistas, empresarios, quienes realizaron donaciones económicas y monetarias para ayudar a los damnificados. Poco a poco fueron llegando esas ayudas a través del Ejército Mexicano, así como de grupos de voluntarios que llevaron los apoyos a los lugares más necesitados. Una vez más se comprobó que el mexicano es solidario en momentos difíciles.

A 15 años del Huracán Stan y del desastre que arrasó a la región, muchos siguen recordando a sus familiares que ya no fueron localizados; otros más recuerdan las experiencias que tuvieron ante el fenómeno, los que estuvieron del lado de la ayuda. Hoy ya se toman las medidas preventivas para evitar otro “Desastre Stan”, y la gente sabe qué hacer y cómo reaccionar ante una eventualidad similar.

Pero nada de lo que se diga, hará olvidar a las víctimas y afectados de aquel martes negro, cuando la Naturaleza nos demostró que tan pequeños somos ante su furia.

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